Emilio González Vallejos, un hombre de 46 años, con una energía vibrante y un espíritu resiliente, se levanta todas las mañanas con un propósito claro en mente: mejorar su finca de cacao en la comunidad de El Cedro, en el municipio de El Cúa, Jinotega. Casado y padre de tres hijos, Emilio siente la responsabilidad de proveer para su familia y asegurar un futuro próspero para ellos.

En su parcela de 1.5 manzanas, que cariñosamente llama “El Regalo de Dios”, Emilio se dedica con pasión al cultivo del cacao. Con el apoyo técnico de PACSA, ha aprendido a manejar su finca de manera eficiente, implementando técnicas modernas para aumentar la productividad y la calidad de su cosecha. Las capacitaciones en manejo de cultivos, cosecha y postcosecha, así como en poda y control de plagas y enfermedades, han sido fundamentales para su desarrollo como agricultor.

Pero Emilio no es solo un productor de cacao; también es un guardián del medio ambiente. Consciente de la importancia de la reforestación y la conservación del agua, ha dedicado tiempo y esfuerzo a cuidar su tierra y preservar los recursos naturales que la rodean.

Además de su labor en la finca, Emilio es un miembro activo de la comunidad, participando en la iglesia local y colaborando en actividades comunitarias. Su fe y su convicción en el trabajo duro y la fuerza del pueblo nicaragüense lo inspiran a seguir adelante, superando cualquier obstáculo que se interponga en su camino.

Para Emilio, el sueño de mejorar su cultivo de cacao no es solo un objetivo personal, sino también un compromiso con su familia, su comunidad y su país. Cada día, se levanta con la determinación de hacer realidad ese sueño, sabiendo que su trabajo no solo beneficia su propio hogar, sino también a aquellos que lo rodean.

En la tranquila comunidad de El Cedro, en el municipio del Cuá, Jinotega, reside Héctor Giovani Pérez Hernández, un joven de 28 años cuya pasión por el cultivo del cacao es palpable en cada rincón de su finca “San Miguel”. Soltero y dedicado por completo a su labor, Héctor se levanta cada día con el firme propósito de cuidar y hacer prosperar sus tierras.

Con un área de producción de cacao de 2 manzanas, Héctor ha logrado obtener una cosecha anual de aproximadamente 25 quintales en baba, gracias a su arduo trabajo y dedicación. Certificado bajo el sello de Rainforest Alliance y en estrecha colaboración con PACSA desde el año 2017, ha participado activamente en capacitaciones para mejorar sus técnicas de cultivo, lo que se refleja en una mayor productividad y calidad en sus cosechas.

Héctor es un verdadero guardián del medio ambiente, aplicando las enseñanzas aprendidas para proteger la salud de sus tierras y de quienes la habitan. En su finca, evita el uso de agroquímicos tóxicos y promueve la reforestación, manteniendo el equilibrio natural del ecosistema y asegurando un entorno saludable para las generaciones futuras.

Con determinación y perseverancia, Héctor trabaja incansablemente para mejorar su calidad de vida y expandir su área de cultivo de cacao. Cada día es una oportunidad para crecer, aprender y contribuir al bienestar de su comunidad y del medio ambiente que tanto ama.

Ivania del Carmen Sobalvarro Zeas, una mujer de 48 años, vive en la comunidad de El Cedro, en el municipio del Cuá, Jinotega. Casada y madre de cinco hijos, Ivania ha sido una figura clave en su finca “El Vergel” desde que comenzó a trabajar con PACSA en 2017.

Con una parcela de cacao de 1.5 manzanas, Ivania se esfuerza por obtener una cosecha digna, que actualmente alcanza alrededor de 6 quintales en baba. Sin embargo, su finca es mucho más que solo cacao; ha diversificado sus cultivos con árboles frutales y forestales, que no solo le brindan frutos para la venta, sino también ingresos adicionales y una alimentación variada para su familia.

Ivania es una ávida aprendiz y participa activamente en las capacitaciones ofrecidas por el especialista de PACSA. Además, ha sido una presencia constante en los talleres comunitarios sobre medio ambiente, consciente de la importancia de cuidar y preservar la tierra. Su compromiso con la comunidad también se refleja en su participación en la iglesia local, donde junto con su familia, se involucra en actividades de servicio y fe.

El deseo de Ivania es simple pero poderoso: seguir aprendiendo y trabajando en el cultivo del cacao, con la esperanza de expandir tanto sus áreas de cultivo como su producción en el futuro. Con cada día que pasa, Ivania se acerca más a hacer realidad este sueño, confiando en su dedicación y en el apoyo de su familia.

En la serena comunidad de El Cedro, en el municipio del Cúa, Jinotega, reside Paula María Espinoza López, una mujer de corazón bondadoso y valores arraigados en su fe cristiana. madre de un hijo, Paula encuentra en su familia y en su trabajo en la tierra razones para sonreír cada día.

Desde el año 2017, Paula se ha desempeñado con dedicación en el rubro del cacao, trabajando mano a mano con PACSA. En su parcela de 3 manzanas, el cacao florece bajo su cuidado diligente, prometiendo una cosecha abundante de aproximadamente 40 quintales en baba.

Paula no solo se limita a cultivar; también se involucra activamente en las capacitaciones ofrecidas por PACSA, buscando constantemente mejorar sus técnicas y conocimientos en el cultivo sostenible. En su finca, se compromete con el cuidado del medio ambiente, gestionando la basura de manera responsable y promoviendo la reforestación para preservar la belleza natural de su entorno.

La finca de Paula es un verdadero tesoro de diversidad, ya que además del cacao, también alberga áreas de producción de café. Con orgullo, sostiene la certificación bajo el sello de Rainforest Alliance, demostrando su compromiso con prácticas agrícolas responsables y respetuosas con el medio ambiente.

Aunque su jornada está llena de trabajo y responsabilidades, Paula nunca pierde de vista su sueño de avanzar en la producción de cacao. Para ella, este sueño va más allá de los simples ingresos; representa la posibilidad de una mejor calidad de vida para ella y su hijo. Con cada día que pasa, Paula se esfuerza por hacer realidad este sueño, confiando en su fe y en su determinación para alcanzar un futuro más próspero y lleno de bendiciones.