Lenin Antonio Arauz Muñoz, un joven productor de café de 25 años, vive en la comunidad de Aguas Rojas, en el municipio de Wiwilí. Desde muy joven ha trabajado en la caficultura y se describe como una persona responsable y honesta. Su finca, llamada “El Hotelito,” cuenta con 2 manzanas en producción de café, de las cuales obtiene una producción aproximada de 50 quintales.

Como muchos productores de la zona, Lenin considera que el cambio climático es uno de los principales desafíos para su trabajo, afectando la estabilidad y rendimiento de sus cultivos. Sin embargo, a través del apoyo técnico y financiero de PACSA, ha logrado implementar prácticas que han mejorado la productividad de su finca. Lenin valora especialmente la formación técnica que ha recibido que le ha permitido apoyar a otros productores en su comunidad.

Lino Arturo Chavarría González, un hombre de 63 años y padre de 12 hijos. Vive en la tranquila comunidad de Santa Lucía, en el Municipio de Jinotega. Desde su juventud, ha estado inmerso en las labores del campo y en el cultivo del café, aprendizajes que le fueron transmitidos con amor y sabiduría por sus padres desde muy joven.

Lino Arturo es un productor resiliente, decidido a enfrentar los desafíos que el campo pueda presentar. Ha participado activamente en capacitaciones sobre el manejo de sus plantaciones de café, aprovechando el valioso apoyo técnico y financiero brindado por PACSA. Con dedicación y esfuerzo, espera mejorar la calidad y la producción de sus cafetales, consciente de que cada planta cuidada y cada consejo recibido son pasos hacia el crecimiento y el éxito.

El objetivo de Lino Arturo es claro: aspira a adquirir más tierras para cultivar nuevas áreas de café y expandir su finca. Sueña con convertirse en un productor sólido y competitivo en el mercado, contribuyendo al desarrollo económico de su comunidad y asegurando un futuro próspero para él y su familia.

Olga María Chavarría González, una mujer de 49 años y madre de 2 hijos. Desde temprana edad, vive en la comunidad de Mancotal, en el Municipio de San Rafael del Norte, Jinotega. Olga María fue instruida por sus padres en las labores del campo y en la importancia de salvaguardar el medio ambiente, lecciones que ha llevado consigo a lo largo de su vida.

 Con 3 manzanas de café en desarrollo, Olga María recibe el acompañamiento y asesoramiento técnico de PACSA para el manejo de sus cafetales. Con la esperanza de obtener un rendimiento de cosecha de 25 quintales, cada planta es cuidada con esmero y atención, reflejando su compromiso con la calidad y la excelencia en su labor.

 La aspiración de Olga María como productora es clara: desea crecer en áreas de café para aumentar sus ingresos y asegurar un futuro más próspero para ella y su familia. Con determinación y perseverancia, busca constantemente oportunidades para expandirse en la caficultura y alcanzar sus metas.

Sergio Bismarck Granados López, un pequeño productor de 31 años y padre de un hijo. Desde muy joven, Sergio ha estado inmerso en el mundo de la caficultura, una herencia invaluable de sus padres, quienes dedicaron sus vidas a esta noble labor. Vive En la comunidad de Los Ángeles, en el municipio de Jinotega.

Con el respaldo técnico y financiero de PACSA, Sergio se beneficia enormemente de la asistencia técnica para el manejo de sus plantaciones de café. Cada consejo y orientación recibidos son una luz en su camino, guiándolo hacia prácticas más efectivas y sostenibles en su finca. Su deseo es claro y motivador: incrementar sus ingresos, mejorar su finca y expandirse en áreas de café para impulsar un crecimiento sostenible.

Para Sergio, el café no es solo un cultivo; es un legado, una forma de vida y una promesa de un futuro mejor para su familia y su comunidad

En los verdes cafetales de la comunidad de Anisales #2, en el municipio de Pantasma, Jinotega, vive Eugenia de los Ángeles Mairena Montenegro, una joven productora de café de 23 años. Madre de dos hijos que asisten a la escuela local, Eugenia encuentra en su familia y en su finca de café su principal fuente de inspiración y dedicación.

 Con una parcela de café en desarrollo que abarca 4 manzanas de tierra, Eugenia proyecta una producción estimada de 30 quintales. Desde su juventud, se ha entregado por completo a la caficultura, entendiendo el valor de esta labor no solo como medio de subsistencia, sino como parte integral de su identidad y su legado familiar.

 Su deseo de crecer como productora es palpable. Eugenia sueña con expandir su terreno, adquirir más tierras y aumentar su producción de café. Cada planta que cuida y cada grano que cosecha la acercan un poco más a su objetivo, alimentando su determinación y su pasión por este noble oficio.

 En cada taza de café, Eugenia encuentra el sabor de sus sueños y la promesa de un futuro mejor para ella y su familia. Con cada día que pasa, trabaja con ahínco y esperanza, sabiendo que su dedicación y su amor por el café son la fuerza que la impulsará a alcanzar sus metas.

En la fresca comunidad de Chaguitones, ubicada en el municipio de Jinotega, vive Julia Duarte Chavarría, una pequeña productora de café de 65 años. Madre de 9 hijos, Julia ha dedicado su vida al trabajo arduo en la caficultura, convirtiendo su pasión por el café en el sustento de su familia.

Con una extensión de 5 manzanas de café en desarrollo y 1 manzana en producción, Julia estima una generosa cosecha de 30 quintales. A pesar de su vasta experiencia, Julia reconoce la importancia de seguir aprendiendo y mejorando en su trabajo. Recientemente, ha trabajado estrechamente con la asesoría técnica y financiera de PACSA, donde los especialistas la han guiado en el manejo agronómico de sus cafetales. Cada consejo y sugerencia son recibidos con gratitud y entusiasmo, ya que Julia comprende que la innovación y la educación continua son clave para el éxito en la caficultura moderna.

Pero el trabajo de Julia no se limita solo al café. Además de su pasión por esta preciada cosecha, Julia se dedica a la venta de banano, generando ingresos adicionales para su familia y asegurando el bienestar económico de su familia.

 El sueño de Julia es seguir trabajando la tierra, expandiendo sus áreas de café y diversificando sus actividades agrícolas. Con cada amanecer, Julia se levanta con determinación y gratitud, sabiendo que su labor ayuda a mejorar la calidad de vida de su familia.

En la tranquila comunidad de Santa Isabel, en el municipio de San Rafael del Norte, Jinotega, vive Don Toribio de Jesús Herrera Méndez, un hombre de 64 años y padre de 7 hijos. Su vida está impregnada de una profunda pasión por la caficultura, una tradición  que ha cultivado a lo largo de los años y que define su conexión con la tierra y su entorno.

 Para Don Toribio, la vida en el campo es un regalo que valora cada día. Disfruta de la serenidad de su entorno, rodeado de la exuberante flora y fauna. Respirar aire puro y saludable es para él un privilegio que no toma a la ligera, consciente de la importancia de preservar y proteger su entorno natural.

Los talleres de medio ambiente facilitados por PACSA han sido una fuente invaluable de conocimiento y aprendizaje para Don Toribio. A través de estas sesiones, ha adquirido una comprensión más profunda de cómo tomar acciones concretas para salvaguardar el medio ambiente y promover la salud tanto de su comunidad como de su familia.

 La meta de Don Toribio es clara y ambiciosa: aumentar la producción de café cada año y obtener mayores ganancias para mejorar su calidad de vida y la de su familia. Cada cosecha es una oportunidad para crecer y prosperar, y Don Toribio trabaja con dedicación y determinación para alcanzar sus objetivos, sabiendo que su labor no solo beneficia su propio bienestar, sino también el de su comunidad y el medio ambiente que lo rodea.

En la pequeña comunidad de Anisales #2, en el municipio de Pantasma, Jinotega, vive Nelson Manuel Hernández Hernández, un joven productor de café de 23 años. Tiene una parcela de 1 manzana de café con un rendimiento de producción de 15 quintales, Nelson está comprometido con el cultivo del café y el cuidado del medio ambiente.

Desde que se unió al trabajo a la mano de PACSA, Nelson ha sido testigo de cambios significativos en sus cafetales. Con la orientación y el apoyo de los especialistas en café de la institución, ha logrado mejorar la calidad y el rendimiento de sus cultivos. Cada cosecha es una muestra tangible de su dedicación y del impacto positivo que estas capacitaciones han tenido en su finca.

Pero el compromiso de Nelson va más allá de sus propias tierras. Consciente de la importancia de la conservación ambiental, ha compartido sus conocimientos con otros productores en la comunidad. Les ha instado a preservar los árboles y a adoptar prácticas agrícolas sostenibles, como evitar la quema de malezas, para proteger el suelo y el entorno natural que todos comparten.

El sueño de Nelson es grande pero alcanzable: aspira a ahorrar lo suficiente para establecer su propia empresa agrícola. Cada día, trabaja con determinación y visión, sabiendo que cada paso lo acerca un poco más a su meta. En su mente, el café no solo es su sustento, sino también su pasión y su vehículo hacia un futuro próspero y sostenible

Marisela Rivera Herrera, una mujer resiliente de 52 años, viuda y madre de 4 hijos. Vive en la comunidad de Mancotal, ubicada en el municipio de San Rafael del Sur, Jinotega, Marisela es una pequeña productora de café cuyo trabajo en la caficultura es una herencia familiar que le fue transmitida por sus padres desde temprana edad. Estos valores arraigados la han guiado en su vida y en su labor diaria, amando, cuidando y preservando la tierra donde cultiva su café.

Con un área de 5 manzanas en desarrollo, Marisela estima una producción de 40 quintales por manzana para este ciclo. A pesar de los desafíos que ha enfrentado, Marisela se ha mantenido firme en su compromiso con la caficultura, encontrando en cada grano de café un motivo para seguir adelante.

El apoyo técnico brindado por PACSA ha sido fundamental en el crecimiento y desarrollo de las plantaciones de Marisela. A través de capacitaciones en temas como el manejo integrado de plagas en el café y la poda, ha adquirido conocimientos vitales que han mejorado la calidad y la productividad de su café. Cada día, Marisela se levanta con determinación y gratitud, sabiendo que su trabajo no solo beneficia a su familia, sino también a su comunidad y al medio ambiente .

El sueño de Marisela como productora es simple, pero con metas: desea continuar cultivando café con el objetivo de incrementar la productividad de su finca y así elevar el nivel de vida de su familia.

Marbely de Jesús Gómez Ortiz, una mujer de 39 años y madre de 3 hijos. Vive en la tranquila comunidad de Aguas Rojas, en el municipio de Wiwili, Jinotega. Marbely ha dedicado su vida al trabajo de la tierra y el café desde que era joven, esforzándose día a día para aprender las labores del campo y garantizar el sustento de su familia.

Con el respaldo técnico y financiero de PACSA, Marbely tiene la esperanza de mejorar la calidad de sus cultivos y aumentar su productividad. Actualmente, posee 1 manzana en desarrollo, donde espera obtener un rendimiento de 20 quintales por manzana. Ha estado participando activamente en capacitaciones impartidas por los técnicos de PACSA, enriqueciendo así sus conocimientos en el manejo agronómico de los cafetales.

Como productora, el sueño de Marbely es mejorar sus cultivos de café y aumentar su productividad para generar mejores ingresos y, de esta manera, elevar su calidad de vida y la de su familia. Con su dedicación y el apoyo de PACSA, Marbely está decidida a alcanzar sus metas.